lunes, 11 de febrero de 2008

Crisis de jóvenes estrellas en el baloncesto femenino



Analizando las plantillas de las selecciones nacionales más destacadas y de los clubes más importantes en la Euroliga, se puede observar que las jugadoras de referencia en estos equipos ya llevan un tiempo al máximo nivel o tienen una edad avanzada para lo que es el baloncesto profesional. Las jugadoras jóvenes que pueden tomar el relevo de estas grandes jugadoras no se vislumbran de momento o tienen un camino tan largo por recorrer que sería precipitado pensar que pueden llegar a ser jugadoras tan importantes como algunas de las que siguen en activo.


En el Ros Casares destacan Aguilar (31), Tornikidou (42), Milton (33), Palau (28), Douglas (28) y Baranova (36). En el CSKA, Stepanova (29), Wauters (27), Valdemoro (31), Hammon (30) y Powell (25). En el Spartak, Thompson (33), Jackson (26), Taurasi (25), Millar (29), Bird (27). Hay algunas excepciones como Gruda (20), Jekabsone (24) o Augustus (23), que a su edad ya han demostrado su valía en competiciones internacionales, pero es evidente que hay un vacío generacional. No hay apenas jugadoras de entre 20 y 25 años del nivel de las que había hace unos años, las actuales estrellas.


Si analizamos las selecciones más importantes, EEUU se encuentra en un proceso de cambio generacional. La quinta de Leslie, Griffith, Swoopes, Thompson y Milton, que ganó absolutamente todo, está dando paso a una serie de jugadoras jóvenes lideradas por Taurasi pero esta nueva generación no tiene la misma combinación de calidad individual y capacidad atlética que sus antecesoras. Cuando algunas de estas veteranas faltaron en el último Mundial, el resultado fue una medalla de bronce.
Australia ha manteniendo el mismo bloque en los últimos años combinando jugadoras veteranas como Harrower, Bevilaqua y Whittle con jugadoras de mediana edad pero ya experimentadas como Jackson, Taylor y Snell. Este fue el equipo campeón del mundo y ahora mismo no se vislumbran jugadoras menores de 25 años que puedan tener importancia en la selección en un futuro inmediato.
Algo parecido se puede decir de Rusia con Rakhmatulina, Korstin, Schegoleva, Stepanova, Arteshina, Vodopyanova, Abrosimova y Ossipova. Es el mismo bloque de jugadoras desde hace años y las pocas jugadoras menores de 25 años tienen una participacíon anecdótica.
La columna vertebral de Brasil en los últimos años la han formado Helen Luz, Arcain, Castro y Alessandra Santos. Tres de estas jugadoras superan holgadamente la treintena.


España no es una excepción: Aguilar (31), Valdemoro (31), Palau (28), Montañana (27) y Fernández (26) son las jugadoras que vienen marcando diferencias. Nuria Martínez todavía no ha despuntado con la selección y Silvia Domínguez aún debe crecer como jugadora en su equipo para competir al nivel de las jugadoras más veteranas en la selección. Sirva como dato que en el último Europeo sólo había dos jugadoras menores de 25 años en una lista de doce (Martínez y Pascua). Jjugadoras como Herradas (29) y Morales (28) disputaron muy pocos minutos en el Europeo y fueron incluidas en la lista con preferencia sobre jugadoras jóvenes que podrían haber cumplido un papel similar y coger algo de experiencia. También en la selección española se aprecia ese vacío generacional.


En resumen, en el baloncesto femenino actual apenas hay jugadoras de entre 20 y 25 años que marquen diferencias a nivel internacional.
A las jugadoras menores de 20 años que están comenzando su etapa profesional no se les puede exigir eso. No es el momento de juzgarlas sino de esperar. Ni siquiera los campeonatos internacionales de selecciones inferiores son una referencia válida sobre el futuro de una generación de jugadoras y no hace falta remontarse muchos años atrás para ver algunos casos sin salir de España. El resultado en estos campeonatos es secundario. La excesiva repercusión y cobertura informativa que se da a estos campeonatos de formación lleva a los técnicos a buscar un resultado y a descuidar el aspecto formativo, que debería ser el más importante. No deja de ser triste que algunas jugadoras, al finalizar su carrera deportiva, hayan tenido sus mayores éxitos en categorías de formación.