sábado, 30 de enero de 2010

El enemigo de Nadal



Rafael Nadal ya está en España. El viaje de regreso desde Melbourne se le hizo eterno. La mirada de Nadal a su llegada lo decía todo. Una mirada de tristeza y, sobre todo, de preocupación. Tristeza, por no haber defendido el título en Australia. Preocupación, porque la sombra de las lesiones vuelve a planear sobre Rafa. Pero no es la primera vez ni será la última. 

Nadal significa sufrimiento, drama, emoción. Dentro de la pista y fuera de ella. Dentro, por su innata habilidad para hacer fácil lo difícil y difícil lo fácil, para jugar con los sentimientos de quienes le siguen en cada partido, para crear una adicción de emociones que ningún otro puede dar. Fuera, porque el balear también juega. Es otro partido. Sin rival, sin raqueta, sin público. Rafa lucha contra las lesiones. Sus pies, sus abdominales, sus rodillas…el mayor enemigo de Nadal está en sí mismo. ¿Pero cómo vencer a un enemigo sin cara, sin ojos, sin raqueta? Ese es su gran dilema y hasta ahora no lo ha resuelto. Es como el enemigo que aparece y desaparece pero sabes que algún día volverá  y, posiblemente, en el momento menos oportuno. 

Miles de horas en el gimnasio, en la piscina, en el masajista. Idas y venidas de un doctor a otro. Pero la vacuna para Nadal no existe y no sabemos si existirá. Más que médica, la de sus lesiones parece una cuestión mística. Por lo caprichosa, lo inesperada, lo incontrolable. Que me perdonen los médicos, pero rezar parece ahora mismo la mejor solución. Y esperar que la moneda caiga más veces de cara que de cruz. La suerte se desea a quienes la necesitan y Nadal la necesita en grandes dosis. Por eso, mucha suerte Rafa.

sábado, 23 de enero de 2010

La mujer que puede llegar a la NBA



Brittney Yevette Griner se ha convertido en la jugadora de moda en la NCAA femenina (liga universitaria estadounidense). Los expertos debaten sobre la posibilidad de que algún día pueda jugar con los hombres en la NBA. Sus extraordinarias condiciones atléticas la hacen diferente al resto. Con sus 2.03 m. de altura y una envergadura de 2.24 m. (solo 5 centímetros inferior a la de Pau Gasol), Griner exhibe una agilidad, movilidad y capacidad de salto impropias de una jugadora de su tamaño.

La trayectoria de Brittney ha sido meteórica. No comenzó a jugar al baloncesto hasta los 15 años, en el Instituto Nimitz de Houston. Solo unos meses después, su gran facilidad para machacar el aro rival la convirtió en estrella. Un vídeo en internet que recogía sus mates durante un entrenamiento hizo de ella una jugadora mediática a los 16 años. Gracias a dicho vídeo, más de cuatro millones de personas conocieron a una chica llamada a marcar una época en el baloncesto.
Los mates de Griner se convirtieron en rutina durante los partidos de su etapa de instituto. Batió todos los récords imaginables y recibió numerosas condecoraciones. La más especial fue la del alcalde de Houston, Bill White, quien proclamó el 7 de Mayo de 2009 como “El día de Brittney Griner”.  

Pero Griner no era sólo una especialista en colgarse del aro. Sus innatas cualidades para el baloncesto llamaron la atención de los técnicos universitarios. En el verano de 2009 terminó su etapa colegial y las universidades estadounidenses más prestigiosas la querían en su equipo. Sin embargo, Brittney optó por la cercanía y aceptó la oferta de Baylor en su Texas natal.
En su primer año como jugadora universitaria, Griner ha llevado a su equipo a la ‘Final Four’ promediando 18 puntos, 8 rebotes y 6 tapones por partido. Además ofrece con sus mates y tapones ese punto de espectacularidad que tanto gusta a los americanos. Y también polémica. El pasado 3 de marzo recibió una falta descalificante por golpear y fracturar la nariz a una rival. Su reacción le costó dos partidos de sanción. Fue el único lunar de una sobresaliente temporada que ha reabierto el debate mujer-NBA en los medios norteamericanos.

 “Creo que existe una gran probabilidad de que una mujer juegue en la NBA en la próxima década. Debería ser una jugadora con un físico extraordinario”.  Lo dice David Stern, el mandamás de la mejor liga del mundo. Actualmente no existe una regla que impida jugar a una mujer en la NBA. Incluso el manager general de los Minnesota Timberwolves, David Kahn, asegura que nunca ha visto a una jugadora tan impresionante como Griner. “Me recuerda a Tayshaun Prince (jugador de la NBA). Algún día la elegiré en el draft”, afirma Kahn.  Dwayne Casey, entrenador asistente de los Dallas Mavericks, cree que el baloncesto femenino está cada vez más cerca del masculino. “El factor físico sería el más difícil para una mujer, sobre todo en defensa. Veré a una mujer en la NBA antes de dejar este mundo”, afirma Casey a sus 52 años. 
No es la primera vez que se vislumbra la posibilidad de que una mujer llegue a la NBA. En 1979, la base Ann Meyers firmó un contrato con los Indiana Pacers pero su participación en el equipo se limitó a tres entrenamientos.

Sin embargo, algunas estrellas de la NBA consideran remota la posibilidad de compartir pista con una mujer, al menos, a medio plazo:
Me gusta ver jugar a las chicas. Son maravillosas en la WNBA y hay muchas grandes jugadoras, pero estar en diez años en la NBA sería forzado, dice Lebron James.
Tony Parker, hermano de la estrella de la WNBA, Candace Parker, coincide con James: “Mi hermana es buena y tiene buenas condiciones, pero está lejos de formar parte de un equipo de la NBA. De todas formas, no voy a decir que nunca vaya a pasar. Espero vivir lo suficiente para verlo”.
A sus 19 años, Brittney Griner se mantiene ajena a las especulaciones sobre su futuro. Centrada en el día a día de su equipo, los Osos de Baylor, sólo tiene un objetivo para la próxima temporada: ser campeona universitaria.

miércoles, 20 de enero de 2010

Nadal sigue casado con Australia



Nadal, ¿te casarás conmigo?”. Esta proposición de una joven australiana desde la grada del Rod Laver Arena será más recordada que el propio partido de ayer. El eslovaco Lukas Lacko no opuso resistencia al tenista balear. Fue un partido plácido para Nadal, quien solventó su pase a la tercera ronda en 1 hora y 53 minutos al vencer por un triple 6-2. Allí le espera un rival de mayor entidad, el alemán Philipp Kohlschreiber.

Nadal quiere a Australia y Australia quiere a Nadal. El idilio comenzó el año pasado cuando el español conquistó el corazón de los australianos con dos victorias épicas ante Verdasco y Federer. Fue su primer título en Melbourne  y, tras el partido de ayer, ya acumula nueve victorias consecutivas en las antípodas. Su camino en este Abierto de Australia se antoja complicado visto el cuadro. La primera gran batalla de Nadal debería ser en cuartos de final ante el británico Andy Murray. Pero Rafa, bien aconsejado por su tío Toni, prefiere ir partido a partido. Y hace bien, porque algunos de los favoritos ya han sudado más de lo previsto en estas primeras rondas. Si el martes fue Igor Andreev quien puso en serios apuros al mismo Federer, ayer le tocó a Juan Martín del Potro. El argentino, cuarto cabeza de serie, vio de cerca la derrota ante un rejuvenecido James Blake. El norteamericano puso contra las cuerdas al gigante de Tandil pero acabó cediendo 10-8 en un dramático quinto set. Del Potro, lejos de su mejor forma, tiró de casta de campeón en el momento de la verdad para llevarse el partido.

Feliciano López fue el otro español en saltar ayer a la pista. El toledano cumplió los pronósticos y se impuso al aleman Rainer Schuettler en cuatro sets. Iguala así su mejor resultado en Melbourne, donde ya alcanzó la tercera ronda en tres ediciones. La mala noticia es que Andy Roddick le espera en su próximo partido. El estadounidense, número 7 del mundo, ha vencido a Feliciano en los cinco encuentros disputados entre ambos.

En el cuadro femenino, María José Martínez cayó ante la china Jie Zheng en tres sets. De este modo, Carla Suárez queda como única superviviente española en Melbourne tras la segunda ronda. El duelo de la jornada lo protagonizaron Justine Henin y Elena Dementieva. La belga consiguió su primera gran victoria tras su regreso a las pistas y presenta candidatura al título.