lunes, 10 de enero de 2011

Los laboratorios del modafinilo



El caso Taurasi va camino de convertirse en el “culebrón” del año. EnCancha ha venido informando puntualmente sobre este caso por su especial gravedad y trascendencia, profundizando y recabando todos los detalles posibles. Como señalamos en días anteriores, la dudosa credibilidad de los laboratorios de la Universidad de Hacettepe (Ankara) es el argumento en el que va a basar su defensa el abogado de la jugadora, Howard Jacobs. El letrado es un reconocido especialista en este tipo de casos ya que también ha defendido, entre otros, a los atletas Marion Jones y Tim Montgomery, y al ciclista Floyd Landis.

Los laboratorios en cuestión fueron suspendidos de realizar controles antidoping por la AMA durante dos meses en 2009. Además, según ha podido saber EnCancha, los mismos laboratorios también detectaron modafinilo en la muestra de un jugador de fútbol de la Liga turca, tres días después de realizar el primer análisis de la muestra de Taurasi. Tal circunstancia resulta sospechosa en el entorno de la jugadora. Según Alberto Palomar, una de las voces más autorizadas en España sobre estos temas, “los laboratorios que han sido suspendidos por la AMA siempre quedan en entredicho, aunque normalmente las deficiencias no se dan en lo que detectan, sino en lo que no encuentran”.
La desconfianza hacia estos laboratorios es tal en el Fenerbahce que sus jugadoras Penny Taylor y Hana Horakova se negaron recientemente a que sus muestras fueran analizadas por ellos. Sólo accedieron a realizar el control antidoping pertinente cuando acordaron con la Federación turca que sus muestras de orina se enviaran a unos laboratorios en Alemania.

Además, a día de hoy, la posibilidad de que Taurasi juegue en la WNBA en caso de sanción crea dudas, incluso entre las partes implicadas. Aunque la WNBA es una entidad privada, independiente de la FIBA, y con su propio reglamento antidopaje, la ambigüedad normativa deja una vía abierta a que una sanción de la AMA pueda extenderse a la liga estadounidense. Por tanto, el consuelo de poder jugar en la WNBA en caso de sanción, algo con lo que contaba el círculo próximo a la jugadora hace unos días, se ha convertido en otra preocupación más para Taurasi y su entorno.

sábado, 8 de enero de 2011

El hambre vence al miedo



El miedo. Esa palabra tabú en el deporte que ha provocado tanta gloria y miseria a partes iguales. Ese sentimiento que todos padecen alguna vez y sólo algunos saben manejar. Ese escalofrío que provoca la autodestrucción en algunos deportistas profesionales. Esa razón por la que hoy Mann Filter no ha conseguido una de las victorias más importantes de su historia.

La derrota de las zaragozanas no ha sido injusta para sus jugadoras sino para su técnico, Víctor Lapeña, quien ha ganado el partido de los banquillos por una diferencia abismal. Poco puede hacer un entrenador ambicioso cuando sus pupilas se desmoronan psicológicamente en el momento de rematar la faena. El baloncesto no entiende de tácticas cuando unas jugadoras se ven tan superadas por la magnitud del momento.

Especialmente decepcionante ha sido ver en los últimos minutos a una Allison Feaster empequeñecida en el intento de liderar a su equipo y las incomprensibles pérdidas de balón de Cristina Ouviña. El nerviosismo de Jaklin Zlatanova y la falta de concentración de Lucila Pascua en ciertas acciones han resultado más previsibles que decepcionantes. Incluso cuando Mann Filter ganaba por cuatro puntos a tres minutos del final, sus jugadoras tenían cara de derrota.
Todo lo contrario sucedió en Ros Casares. Durante 30 minutos el partido fue una lucha de Rebekkah Brunson contra Mann Filter, pero un triple de Katie Douglas y dos coletazos de Marta Fernández al principio del último cuarto bastaron para resucitar a un equipo que vio el miedo en su rival y no se apiadó de él. Luchó cada rebote, peleó cada posesión, ante un Mann Filter  pasivo y agarrotado. Las valencianas tenían infinitamente más presión en este partido que las zaragozanas pero cuando perdían por 20 puntos no se mostraron temerosas sino hambrientas. Al final, el hambre venció al miedo.