La Liga Femenina 2012/13 arranca este viernes tras un verano
marcado por desapariciones, renuncias e incertidumbre sobre las
condiciones de la competición. La ilusión que todos tenemos ante el
comienzo de esta nueva edición no debe hacer que las desapariciones o
renuncias a la máxima categoría de Ros Casares, Mann Filter, Celta y Sóller Bon Día! caigan en el olvido. Tan solo el Celta logró sobrevivir en la LF2 a última hora.
La gravedad de la situación no acaba ahí, sino en el hecho de que solo UNB Obenasa
haya podido cubrir una de estas plazas, de modo que la Liga Femenina
sea de 11 equipos y no de 14 como en los últimos años. La debilidad
estructural del baloncesto profesional organizado por la FEB es
evidente, no solo en la Liga Femenina, sino también en la LF2 (cuyo
escenario en los últimos meses ha sido similar) y en las propias Ligas
Adecco masculinas.
Las retransmisiones televisivas de los partidos suponen un avance,
pero evidentemente no solucionan el problema. La FEB debe concienciarse
seriamente de que son necesarias otras vías de promoción de estas
competiciones y de que los tiempos actuales no son propicios para hacer
negocio a costa de los clubes, sino para poner los medios que les
permitan subsistir en la competición. La reducción de los costes es
obligada, y ésta no consiste exclusivamente en exigir un aval
ligeramente inferior al de años anteriores. El llamado método FEB,
resultadista sin tapujos en las categorías de formación, es calamitoso
en las competiciones profesionales. 11 equipos han sobrevivido a él este
verano en la máxima categoría femenina, un dato que exige mayor
concienciación y sentido de la responsabilidad de los dirigentes de la
FEB a partir de ahora.