A punto de cumplir 33
años, Roger Federer lucha contra el paso del tiempo. Las opciones de lograr su
título número 18 de Grand Slam se consumen, y Wimbledon, su jardín durante
siete años, es el escenario más propicio para que Roger ponga un broche de oro
a su carrera.
Desde que Roger
Federer ganó su decimoséptimo Grand
Slam en Wimbledon 2012, el
número 18 ronda por la cabeza del tenista suizo y de sus millones de seguidores
por todo el mundo. Sería un número redondo, la mayoría de edad en títulos
individuales de Grand Slam, algo que ningún hombre ha conseguido en la historia
del tenis. Además, la proyección de Rafael
Nadal (14 grandes con 28 años recién cumplidos) amenaza el récord de
Federer.
Ahora, a pocas semanas de cumplir 33 años, el suizo afronta
una gran oportunidad de lograr el ansiado título 18. Desde que el mejor Roger
se fue por el inevitable paso del tiempo, el mundo del tenis ha mirado hacia
Wimbledon como el lugar donde Federer puede hacer magia con su raqueta. No es
su única opción de ganar un grande, pero sí la mayor.
Reconocido como uno de los mejores tenistas de la historia
sobre hierba junto a Pete Sampras y Rod Laver, Federer ha convertido la
pista central del All England Lawn
Tennis Club en su jardín durante siete años (2003, 2004, 2005, 2006, 2007,
2009 y 2012). Es el Grand Slam donde su saque resulta más letal, donde su
derecha plana es más penetrante y donde su revés cortado es más efectivo. Es el
lugar que exige menos consistencia desde el fondo de la pista y donde más se acortan
los intercambios. Unas condiciones idóneas para el veterano Roger.
Federer, que sólo ha sido campeón de un Grand Slam en los
últimos cuatro años (Wimbledon 2012), gastará en el próximo Wimbledon una de
las últimas balas para elevar el listón de su grandeza. En caso de lograr el
título el próximo 6 de julio, Federer sería el campeón más veterano de
Wimbledon en la era Open. El dato refleja la dificultad histórica de su reto. Sampras, otra leyenda del tenis cuya carrera tuvo algunos
paralelismos con la de Federer, ganó su último título de Grand Slam (US Open
2002) con 31 años. Laver, otro de los mejores jugadores de la historia, también
fue campeón de su último grande (US Open 1969) a los 31.
Inevitablemente, el rendimiento sobre la hierba londinense
de Rafael Nadal, Novak Djokovic y Andy
Murray marcará las opciones de éxito de Federer en este Wimbledon. Pero las
últimas actuaciones del suizo en torneos de Grand Slam revelan que jugadores de
rango inferior también han sido capaces de derrotarle: Ernests Gulbis (Roland Garros 2014), Tommy Robredo (US Open 2013) y Sergiy
Stakhovsky (Wimbledon 2013).
Posiblemente, el mejor nivel de Federer en un Grand Slam durante
el último año y medio se vio en el pasado Open de Australia. Con una
explosividad y una rapidez renovadas, Roger arrolló a sus rivales hasta que se
topó en semifinales con Nadal, su némesis.
El óptimo estado de forma del suizo continuó en Dubai e
Indian Wells, pero Federer fue un tenista irregular a partir de entonces. Finalizada
la temporada de tierra batida, Roger ganó en Halle, aunque lo hizo con
altibajos y un juego excesivamente dependiente de su saque.
A partir de la próxima semana, Federer volverá a vestir de
blanco en su jardín favorito. No lo hará como vigente campeón, pero sí con la
confianza que le otorgan sus siete títulos. Será una de sus últimas balas,
quizá la última, para añadir brillo a su historia.