Tommy Robredo es
portada mundial tras su victoria ante Novak Djokovic en el Masters 1000 de
Cincinnati. Pero el tenista gerundense no es un hombre que haya alcanzado el
éxito con triunfos fugaces, sino mediante una trayectoria constante que refleja
sus grandes virtudes tenísticas.
Los éxitos puntuales aportan gloria, fama y reconocimiento,
pero la valía de un profesional debe medirse por su trayectoria, por la suma de
pequeños triunfos. Tommy Robredo es
un claro ejemplo de lo segundo. La regularidad del tenista de Hostalric a lo
largo de su carrera ha sido despreciada por quienes sobrevaloran los momentos
puntuales y las modas.
Vencer al número uno del mundo, como ayer hizo Tommy en
Cincinnati, provoca admiración, pero el valor real de Robredo está en la
constancia de su trayectoria. El tenista gerundense ha alcanzado la cuarta ronda de un Grand Slam en 21
ocasiones. De ellas, ha llegado a los cuartos
de final siete veces. Incluso como doblista,
la regularidad de Robredo le ha llevado a los cuartos de final de todos los Grand Slams.
Pero Tommy también ha sido campeón (12 títulos individuales
y cinco de dobles). La primavera de 2006, cuando ganó el Conde de Godó y el torneo de Hamburgo,
entonces equivalente a un Masters 1000,
le catapultó al quinto puesto del
ranking ATP unos meses después.
Con un carácter sencillo y discreto, Robredo siempre ha sido
un gran competidor en las pistas de tenis, un jugador que sabe utilizar sus
armas. Desde la base de un fondo físico privilegiado, Robredo es un tenista
completo con una derecha liftada que combina potencia y seguridad. En concreto,
su derecha invertida ha provocado numerosas pesadillas en el circuito durante
más de una década. Además, su servicio ha progresado desde que Tommy irrumpiera
en el tenis profesional.
Han pasado 13 años desde su primer título individual (Sopot
2001) y Tommy sigue entre los mejores a base de talento, constancia y
sacrificio. Una lesión de larga duración le hizo caer en el ranking y competir
en torneos Challenger con 30 años. Una situación dura para un veterano
acostumbrado a la élite. Pero su espíritu luchador y su amor por el tenis le
hicieron volver al lugar al que pertenece.
Roland Garros 2013
fue el escenario donde el guerrero de Hostalric remontó dos sets en contra consecutivamente
en tres partidos, algo inédito hasta entonces en la era Open. A pesar de sus
logros y dilatada trayectoria, Robredo también ha sido cuestionado por su
incapacidad de vencer a los jugadores top. En los últimos 12 meses, su victoria ante Roger Federer en el US
Open y la de ayer ante Novak Djokovic, también colman a quienes valoran los
momentos fugaces y las modas.
Hoy, ante David
Ferrer, un viejo conocido de su misma generación, Robredo seguirá luchando.
Esta vez, por su tercera semifinal en el
Masters 1000 de Cincinnati.