lunes, 21 de abril de 2008

Balance de la Euroliga Femenina 2007-08



Recientemente, se disputó en Brno (Rep. Checa) la Final a Cuatro de la Euroliga Femenina 2007/08 en la que el Spartak de Moscú se proclamó campeón por segunda temporada consecutiva.
Los equipos rusos han sido los dominadores de la Euroliga en las últimas temporadas gracias, en buena parte, a magnates que han decidido invertir grandes cantidades en el baloncesto femenino de aquel país, lo que les ha permitido contratar a jugadoras de primer nivel mundial.

El Spartak es el ejemplo más claro: Jackson, Taurasi, Thompson y Bird podrían formar parte de una selección mundial. Dicho esto, conocido por todos los seguidores del baloncesto femenino, no se debe menospreciar el mérito que supone para cualquier equipo conseguir un título de este nivel. Si se analizaran todas las plantillas de la Euroliga pocos dudarían de que el Spartak tenía a las mejores jugadoras, pero a partir de ahí hay un trabajo colectivo sin el cual no se podría triunfar al nivel del que estamos hablando.
Es la cruz de ser el mejor: sólo se puede aspirar a no fracasar de cara a los demás. Lo que resulta paradójico es que haya entrenadores, jugadoras, aficionados y periodistas que asumiendo esta teórica inferioridad con algunos equipos extranjeros valoren la derrota como algo lógico, previsible, prácticamente inevitable e incluso consideren un motivo de celebración el hecho de no perder por una diferencia escandalosa.
Sin embargo, estas mismas personas, cuando sus equipos son los "Spartak" de las competiciones nacionales y ganan títulos venciendo a equipos muy inferiores económica y deportivamente, suelen valorar estos resultados como un gran éxito, como el resultado de un gran trabajo a nivel colectivo por el cual merecen
reconocimiento y admiración.


El balance de los equipos españoles participantes en la Final a Cuatro ha sido negativo:

En cuanto al Ros Casares, una mala política de fichajes y una serie de circunstancias desfavorables (el inoportuno embarazo de Dydek, la lesión de De Souza...) le han hecho perder potencial respecto a la temporada pasada. Douglas y Milton son jugadoras muy importantes a nivel mundial que han tenido grandes actuaciones pero eso no es suficiente. La plantilla es demasiado veterana. Hay jugadoras como Tornikidou, Ferragut y Baranova que están en el declive de su carrera y no deben ser referentes de un equipo con aspiraciones importantes en la Euroliga. Douglas ha sido el único fichaje que ha reforzado verdaderamente al equipo. Maltsi y Bjelica han sido jugadoras intermitentes y con un rendimiento irregular en los minutos que han jugado.

Perfumerías Avenida partía con unas exigencias menores que las del Ros Casares pero con la experiencia de haber disputado esta competición. Es un equipo que también ha perdido potencial respecto a la temporada pasada. Montañana sigue siendo una jugadora importante pero las bajas de Powell y Ohlde han sido muy sensibles en su plantilla. Reid y Sánchez no son tan determinantes. Tampoco lo es Alessandra Santos a sus 34 años. El Avenida ha ganado en amplitud de plantilla pero ha perdido en jugadoras desequilibrantes.

Respecto al resto de equipos, el Gambrinus Brno ha sido subcampeón manteniendo una estructura de plantilla basada en jugadoras checas desde hace varias temporadas. Es un ejemplo de que no sólo un presupuesto multimillonario hace un gran equipo.
El CSKA de Moscú es el caso opuesto al Gambrinus. Fue campeón de la Euroliga hace tres temporadas con Stepanova y Wauters como referentes acompañadas de jugadoras menos mediáticas, mayoritariamente rusas, pero que daban al equipo el equilibrio y el sentido colectivo que necesitaba. A partir de entonces, el club optó por fichar a extranjeras de renombre convirtiendo al equipo en una torre de babel. El Spartak también optó por este modelo pero lo hizo fichando a las mejores del mundo en su puesto: Jackson, Taurasi y Thompson. El CSKA lo hizo fichando a "estrellas de segunda fila" si se comparan con las citadas anteriormente. El resultado final ha sido que Stepanova y Wauters siguen siendo los referentes del equipo y se ha perdido el equilibrio con esas jugadoras de mayor nombre, por lo que el colectivo se ha debilitado. Ha sido un equipo mediático y, en líneas generale,s sobrevalorado. Ha apabullado en las primeras fases por su calidad individual, pero en los partidos decisivos contra los otros grandes de la Euroliga que podían contrarrestar esta calidad individual, ha mostrado sus carencias. Es un equipo que necesita renovarse y bien apostar por el modelo de las grandes estrellas si tiene presupuesto para ello, o bien hacerlo por el modelo de menos nombres, basándose en las mejores jugadoras nacionales con la adición de Wauters, es decir, el modelo que le hizo campeón hace 3 años.

El formato de competición actual necesita un cambio. La tendencia de la FIBA a aumentar el número de equipos participantes no hace sino cargar innecesariamente el calendario con una fase de grupos monótona que evidencia las grandes desigualdades existentes entre algunos equipos y perjudicando al mismo tiempo el nivel de la Eurocopa (anterior Copa Fiba). Una Euroliga con menos equipos y una fase de grupos más corta subiría el nivel medio de la competición y la haría más atractiva, aunque entonces, seguramente, alguien perdería dinero por el camino.